La gestión y medición del impacto ético en las organizaciones [radicalmente] responsables

¿Y si nada cambia? ¿Y si cambia todo?

Muchas veces, la mayoría de hecho, las organizaciones llevan a cabo iniciativas y proyectos para desarrollar su misión, consiguiendo resultados comerciales, económicos… pero no llegan a conocer los efectos reales que las mismas tienen sobre las personas a las que se dirigen.

Entramos, así, en una espiral que nos lleva a hacer más y más actividades, guiados (con suerte) por algunos indicadores que nos dicen que estamos haciendo muchas cosas y llegando a muchas personas y, en el mejor de los casos, nos pueden llegar a decir cómo lo hacemos.

Y es aquí donde tenemos que pararnos y observar el impacto de lo que estamos haciendo.

Medir el impacto nos habla de conocer los cambios que estamos provocando, la huella que dejan nuestras acciones una vez llevadas a cabo. Es un paso más en el proceso de conocer lo que hacemos (actividad), cuántas cosas hacemos (resultados) y lo que conseguimos, el efecto real que provocamos (impacto).

Y si esta medición es importante en cualquier dimensión de la organización, en el caso de la gestión ética adquiere una relevancia central para asegurar el cómo lo hacemos (cultura ética).

Porque podemos estar llevando a cabo, por ejemplo, muchas acciones formativas sobre nuestro código ético (actividad), con la participación de una gran proporción de nuestra plantilla (resultados), pero que esta formación no esté suponiendo ningún avance en la integración de los valores en nuestro día a día (impacto). Si lo que hacemos no genera cambios, si no conseguimos que la ética se incorpore en todas las dimensiones de nuestra organización, de poco servirán los esfuerzos y recursos invertidos en ello.

Detengámonos en los dos pilares en los que se sustenta la medición del impacto:

  • La teoría del cambio: metodología que nos permite explicar cómo y por qué nuestras actividades van a dar lugar a los cambios deseados.
  • Nuestros grupos de interés: aquellas personas – internas o externas – que conviven en la realidad de nuestra organización y a las que aportamos valor.

De esta manera, medir nuestro impacto nos habla de identificar, evaluar y comunicar qué cambios estamos generando en nuestros grupos de interés, qué les estamos aportando.

¿Por qué es importante gestionar y medir nuestro impacto ético?

  • Porque es imprescindible para conocer (identificar y medir) el valor ético que aportamos a nuestros grupos de interés.
  • Porque nos permite gestionar esta aportación de valor, siendo más eficaces en la consecución de nuestros resultados.
  • Porque nos permite comunicar en el seno de nuestra organización nuestro compromiso con la gestión ética, alineando a las personas con los valores corporativos.
  • Porque nos da información para explicarlo a la sociedad, avanzando en la generación de confianza.

De esta manera, la gestión del impacto ético refuerza el establecimiento de relaciones de confianza de la organización con sus grupos de interés: un activo decisivo para la empresa y una ventaja competitiva que resulta difícil de imitar, más aún en los contextos globales de la sociedad y de la economía actual.

Desde que en 1984 Edward Freeman popularizó el concepto de “Stakeholder” ha ido creciendo el debate sobre el papel que la empresa, y las organizaciones en general, deben jugar en la sociedad.

Lo cierto es que cada vez más empresas, profesionales, instituciones y organizaciones sociales están comprobando las ventajas de invertir esfuerzos, dedicación y recursos en mejorar la calidad de sus relaciones y en fortalecer la confianza con sus diferentes interlocutores, stakeholders o grupos de interés,y para conseguirlo el comportamiento ético es un eje fundamental.

«La confianza no constituye sólo un lubricante para el buen funcionamiento de la cooperación y la negociación, sino que es la base primera para el establecimiento de cualquier tipo de interacción humana”.

Domingo García-Marzá, filósofo

Las relaciones de confianza se construyen con la práctica del diálogo. Desde el diálogo creamos valor y desde el diálogo debemos medirlo. Es por ello que, como veremos, el proceso de gestión y medición del impacto ético debe construirse, siempre, con la participación activa de nuestros grupos de interés.

El impacto ético en las organizaciones [radicalmente] responsables

Desde la concepción de las organizaciones [radicalmente] responsables, medir el impacto que generamos es una de las responsabilidades básicas a las que debemos dar respuesta.

Responsabilidades beethik

De esta manera, tenemos la responsabilidad (outcome responsibility) de analizar las consecuencias de nuestras actuaciones u omisiones, rendir cuentas y retroalimentar la toma de decisiones. Y no podemos hacerlo de cualquier manera: el diálogo como método para la toma de decisiones y para la gestión de nuestras relaciones es otra de las responsabilidades que debemos contemplar (dialogical responsibility).

Una organización [radicalmente] responsable identifica todas sus responsabilidades y las gestiona de manera global y ética, desde sus cimientos, desde sus raíces, desde su esencia, para, desde aquí, construir su «carácter» y la confianza que le da legitimidad para actuar.

La gestión y medición del impacto ético es, en el marco de este modelo, una herramienta básica para la creación de valor desde la organización.

«…No estamos diciendo que la empresa deba ocuparse de los derechos sociales y económicos, ni que deba hacerse responsable de aquello que el estado tiene dificultades para garantizar…Queremos decir sencillamente que la empresa debe incorporarse a esta asunción de responsabilidades en la medida que corresponda a su poder y sus capacidades».

Amartya Sen, sociólogo

 El proceso de gestión y medición del impacto ético

La medición de impacto es un proceso de aprendizaje, que nos permite gestionar la aportación de valor ética que construimos en la relación con todos y cada uno de nuestros grupos de interés.

Para ello, debemos hacernos preguntas como las siguientes:

  • ¿Qué tipo de cambio estamos consiguiendo con nuestra gestión ética?
  • ¿Cuáles son los grupos de interés a los que estamos aportando valor? ¿Qué impacto estamos generando en estos grupos? ¿Qué procesos de creación de valor conjunto generan más impacto?
  • ¿Estamos logrando cambios en las formas de trabajar de los equipos y en la manera de tomar decisiones? ¿Con qué efectos?
  • ¿En qué dimensiones se están produciendo cambios? ¿En las personas? ¿En los procesos? ¿En los resultados? ¿En la relación con el entorno? ¿En los procedimientos?

beethik propone el siguiente proceso para la gestión y medición del impacto ético:

Ciclo impacto ético

El proceso continuo de gestión del impacto nos permitirá dibujar, medir y evaluar nuestra cadena de valor del impacto ético:

La gestión del impacto ético nos ofrece métricas de medición específicas adaptadas a la realidad de cada organización y que se construyen desde el diálogo con los grupos de interés implicados. Métricas que nos permitan conocer, por ejemplo:

  • La percepción de nuestros grupos de interés sobre la aplicación en el día a día de nuestros valores.
  • La valoración del nivel de coherencia entre lo que decimos (nuestros valores) y lo que hacemos (nuestro día a día).
  • El nivel de desarrollo de competencias y de talento ético en la organización.
  • La evolución en los índices de confianza de nuestros grupos de interés.
  • La percepción ética de la organización por parte de la sociedad.

Solo así sabremos si nada está cambiando. O si está cambiando todo. Y solo así podremos gestionar para que todo siga cambiando.

Nos encontramos en el terreno de la gestión de los intangibles, los que nos aportan valor al proceso estratégico de toma de decisiones. Los intangibles son el nuevo espacio en el que las organizaciones dibujan sus escenarios de competitividad y para ello deben dotarse de herramientas que permitan conocer el valor que están generando.

No es fácil, ¡nadie dijo que lo fuera! Pero las organizaciones [radicalmente] responsables trabajan para conocer y maximizar el valor que generan en su avance hacia una realidad más auténtica, humana y sostenible.

Artículo publicado en Ethic: enlace

PDF del artículo: Artículo impacto ético