Director general de Ampans.
1. ¿Qué te sugiere el concepto de ética de la responsabilidad radical en el contexto de incertidumbre que estamos viviendo?
La crisis originada por la pandemia nos ha hecho darnos cuenta de la fragilidad y la vulnerabilidad a la que estamos expuestos como sociedad. Todos hemos tenido que aceptar y adoptar decisiones y medidas impensables que nos han impactado a todos niveles, sanitario, económico, social, personal. Nos hemos tenido que adaptar con mucha rapidez a nuevos escenarios cambiantes e inciertos, y tomar decisiones complicadas y con consecuencias que en ocasiones han confrontado nuestras propias convicciones, nuestros valores, los derechos colectivos e individuales. El coronavirus nos ha puesto delante de un espejo que nos dice quiénes somos realmente, qué estamos haciendo, qué consecuencias están teniendo nuestras acciones, en qué valores creemos … un espejo que nos interpela más que nunca.
Esta crisis nos pide un cambio de actitudes y una reflexión desde una visión ética sobre los problemas y carencias que han aflorado: cómo miramos a la vejez y cómo queramos vivir de mayores, como hemos valorado los trabajos que ahora nos hemos dado cuenta de que son esenciales, la distribución del mundo del trabajo, las oportunidades como un derecho humano fundamental para progresar individualmente y como sociedad, la brecha digital o directamente la brecha que originan las desigualdades y la pobreza … la crisis ha hecho aflorar más que nunca la línea entre los derechos y libertades individuales y la responsabilidad de grupo (la administración de las vacunas, las restricciones de movimientos, los confinamientos, las obligaciones …).
Los que han tenido que tomar decisiones, ya sean administraciones, empresas u organizaciones como la nuestra, hemos tenido que tomar conciencia de sus consecuencias y reflexionar sobre sus resultados, corrigiendo si es necesario, por el bien de la comunidad. Creo que esta actitud se fundamenta en la ética de la responsabilidad.
2. Cuando en 2017 recibisteis el premio Mercè Sala de la Fundació Factor Humà, en tu discurso compartiste una cita de Antoine de Saint-Exupéry: «Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir la trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo de la mar libre y ancha«. Si pensamos en un mar – la sociedad – en la que las personas más vulnerables puedan encontrar esta libertad, ¿cuáles serían las condiciones para hacerlo realidad?
Si supiera responder a esta pregunta, podríamos acabar con las desigualdades del mundo. La escogí para representar el estilo de trabajo de nuestra fundación y de las entidades que trabajamos en el sector de la discapacidad intelectual. Queremos que las personas, con los apoyos que sean necesarios, puedan hacer realidad sus propios proyectos de vida. Que ellas sean las que comanden sus vidas y puedan sentirse autorrealizadas, tal y como queremos sentirnos tú o yo.
A lo largo de los años hemos ido diseñando una cartera de servicios, programas y soportes, que tienen en la base este principio fundamental para vivir una vida con dignidad sobre la que desplegamos la planificación centrada en la persona. Todo gira alrededor de la persona, de sus deseos, desde el respeto, la calidez, la profesionalidad… Enlazando con esto, creo que las entidades tenemos una gran responsabilidad en la defensa activa de los valores que promovemos, que hemos heredado de nuestros fundadores, que hemos actualizado y puesto en valor, que debemos practicar a través de nuestros comportamientos diarios.
Los valores que propugnamos deben servir de apoyo en la toma de decisiones, y los hemos de compartir y divulgar para que arraiguen y contribuyan a una sociedad más fuerte, cohesionada, inclusiva, equitativa y justa.
3. Hace más de 30 años que estás al frente de AMPANS, una entidad que tiene la misión de «acompañar y dar apoyo a las personas con discapacidad intelectual o en situación de vulnerabilidad en el desarrollo de su proyecto de vida, garantizando sus derechos, haciendo sostenible el proyecto con una clara voluntad de transformación social». En estos años, la sociedad ha cambiado mucho. Si hablamos de la aceptación de la diversidad y de inclusión social, ¿cuáles son los principales cambios que se han logrado? ¿Y cuáles son las batallas que aún nos quedan para luchar para una plena inclusión de todas las personas?
AMPANS nació en 1965, fundada por un grupo de padres y madres que no se resignó a tener escondidos a sus hijos o al papel al que los relegaba la sociedad de entonces, la ignorancia o la indiferencia. No había políticas sociales y las personas con discapacidad eran del todo invisibles. En la década de los 60 y 70 hay una eclosión de entidades territoriales, la mayoría fundadas por familias que empiezan a reivindicar los derechos de sus hijos. Desde entonces y hasta hoy se ha recorrido un largo camino para alcanzar la plena inclusión, pero la situación que hemos visto ante repetidas crisis, sean del origen que sean, sigue en el fondo siendo tan débil que todos los pasos conseguidos se tambalean porque las personas en situación de diCcapacidad siguen estando al final de la cadena.
El sector ha enumerado las 10 necesidades más urgentes que tenemos todas las entidades: acabar con las listas de espera; actualizar las tarifas y resolver de una vez la infrafinanciación de las entidades; garantizar los puestos de trabajo digno que hemos conseguido con los Centros Especiales de Empleo que estamos sufriendo muchísimo esta crisis; revisar el actual sistema de copago para evitar situaciones de empobrecimiento; desplegar el sistema de educación inclusivo e incrementar la actual financiación de los conciertos; impulsar una ley del Tercer Sector que reconozca el papel clave de las entidades de iniciativa social en la provisión de los servicios sociales y regule de manera adecuada la acción concertada haciendo posible un modelo de colaboración público/privado basado en la excelencia en la atención a las personas.
Sigo: incorporar la perspectiva de la discapacidad en la atención sanitaria; reforzar la coordinación entre la atención primaria y los servicios residenciales y garantizar el acceso al sistema de salud en igualdad de condiciones para las personas con discapacidad; adaptar el modelo de atención a la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas garantizando que puedan vivir de forma independiente, participando plenamente en todos los aspectos de su vida y tomando sus propias decisiones con los apoyos adecuados. Garantizar la accesibilidad cognitiva y el derecho a acceder a una información comprensible.
Y ahora, urgentemente, poner en marcha un plan de choque con medidas extraordinarias para hacer frente a los sobre costes asumidos por las entidades durante la pandemia, proteger los puestos de trabajo de las personas con discapacidad y un permiso retribuido por los familiares que tengan que cuidar de una persona con discapacidad.
4. Vuestra organización se ha caracterizado siempre por una apuesta por la excelencia en la gestión y por un carácter inconformista e innovador que le lleva a abrir nuevas líneas y ámbitos de actuación para generar oportunidades para las personas. ¿Cuáles son los factores que permiten mantener viva esta apuesta por la mejora constante?
Somos valientes y somos exigentes con nosotros mismos. Tenemos una razón muy potente que nos pide serlo, las personas, sus necesidades y sus familias. Seguramente, pues, si describiéramos el ADN de nuestra fundación, aparecerían estos dos atributos. Pero, con más detenimiento, la calidad, la excelencia, la innovación que hayamos podido aportar en el campo del acompañamiento a las personas en proyectos educativos, formativos, laborales, asistenciales o residenciales, y que son fruto de un gran esfuerzo de profesionales comprometidos, de la participación en foros de conocimiento, del fomento que promovemos de la investigación, de la revisión de procesos, del aprendizaje de las buenas prácticas, de compartir experiencias con otras entidades, otros sectores, de una política de alianzas…
5. Habláis de felicidad. De la voluntad de mejora, del compromiso con las personas, para alcanzar los mejores resultados desde la voluntad de que todos los colaboradores sean felices en el trabajo y consideren que AMPANS es un buen lugar para trabajar. ¿Cómo se consigue esto? ¿Cuáles son las claves para construir las organizaciones en las que queremos vivir y convivir?
Tener un proyecto potente, auténtico, estimulante, con objetivos y propósito; que trabaja para las personas y con las personas. Seguramente trabajar para hacer la vida mejor, ya es trabajar por la felicidad de las personas. Participar en equipos formados, transversales, con liderazgos compartidos, con responsabilidades. Arraigados en el territorio, comprometidos con nuestro entorno y el respeto al medio natural que nos rodea. La trayectoria de una entidad con cincuenta y cinco años de historia que ha trabajado por los derechos de las personas. Que promueve las alianzas, el trabajo en red, y contribuye a la transformación social del territorio. Que tiene visión de futuro, cultura organizativa y compromiso.
6. En 1997 definisteis vuestro código de ética, revisado hace un par de años, en el que definíais vuestros valores. Pero ¿cómo se consigue que estos valores se vivan en el día a día, desde la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos?
Dando ejemplo. Es una cuestión de actitud. Nuestros valores están muy presentes en toda la entidad. Por el hecho de trabajar con personas y para las personas, la vocación de servicio y el compromiso es un elemento casi inseparable de nuestra profesión. La organización de los equipos y servicios fomenta la participación, la reflexión y el debate, y nos hemos dotado de herramientas como el ERESS o el Compliance, y procesos de excelencia como el EFQM que nos hacen estar atentos y predispuestos a la mejora constante.
7. El año 2020 ha sido un año muy difícil y especialmente duro para los colectivos más vulnerables, como las personas con discapacidad intelectual. Hace unos días se publicaba una entrevista en la que reconocíais que no descartáis cerrar alguna de vuestras actividades por la crisis. En un sector en el que buscar recursos para poder seguir desarrollando la actividad se convierte en una obligación ética, ¿cómo se puede garantizar el equilibrio entre la sostenibilidad organizativa y la generación de oportunidades para las personas con mayores dificultades?
Este es uno de los retos más importantes que tenemos que abordar en los próximos años. El trabajo digno es un derecho que ha costado mucho conseguir y que la última crisis originada por la Covid-19 ha puesto gravemente en peligro.
Las entidades como la nuestra estamos intentando demostrar desde hace años que la economía social y solidaria es posible si encontramos los soportes y las alianzas para hacerlo realidad. Los supermercados Caprabo, los quesos Muntanyola, los vinos Urpina. Con la voluntad de crear oportunidades, llegamos a ser también un motor de crecimiento económico y de progreso social para sacar de la pobreza personas que para salir adelante necesitan apoyos. No olvidemos, pero, que las entidades como la nuestra hacemos una función social y necesitamos la corresponsabilidad de la sociedad y la respuesta de las administraciones. Después de todo son las administraciones las que deben garantizar los apoyos a las situaciones de discapacidad y vulnerabilidad.
8. Por último, en tres palabras, ¿qué significa para ti incorporar la ética en la toma de decisiones?
Pensamiento. Honestidad. Camino.