Artículo publicado en AGORA, Inteligencia colectiva para la sostenibilidad. 17 de enero de 2019
Estamos en un momento histórico que marcará un antes y un después en el sector financiero. Una gran oportunidad para recuperar la legitimidad para ser reconocido como un actor principal en la construcción de una sociedad más auténtica, humana y sostenible para todos. Así nos lo anunciaba hace unos meses en su entrevista publicada en conexiones beethik Toni Ballabriga -director global de Negocio Responsable de BBVA y actual representante de la banca europea en el Comité Directivo Global del Foro de Finanzas Sostenibles de la UNEP FI-.
Recientemente, el 26 de noviembre en París, se lanzaba el borrador de los Principios de Banca Responsable, impulsado por la UNEP FI, y 27 bancos entre los que se encuentran el BBVA, el Banco Santander o Triodos Bank. Tras un periodo de consulta pública global, y de la progresiva adhesión de las entidades financieras, la firma definitiva se realizará en septiembre de 2019 en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.
Los Principios definen el compromiso y las responsabilidades del sector financiero para contribuir a un futuro sostenible, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los Acuerdos de París sobre cambio climático, fijando un estándar mundial sobre lo que implica ser un banco responsable. De esta manera, los principios representan el primer marco mundial del sector para incorporar la sostenibilidad tanto en todas las áreas del negocio bancario -desde la estrategia hasta la gestión de fondos o las operaciones financieras- como las relaciones de todos los directivos y empleados con sus respectivos grupos de interés o stakeholders.
10 años después del estallido de la crisis financiera el sector continua con niveles de confianza social bajo mínimos y los Principios de Banca Responsable pueden representar esa gran oportunidad, ese marco de referencia común, para iniciar el camino de la recuperación. Solo así, el sector podrá desempeñar el papel que le corresponde y conseguir la legitimidad para ser reconocido como un actor principal en la construcción de esa sociedad más auténtica, humana y sostenible que necesitamos para el siglo XXI.
El gran reto ahora es aplicar “de verdad” los 6 principios en la práctica diaria de las entidades financieras y conseguir recuperar la confianza de la ciudadanía.
Aportamos aquí algunas reflexiones y ejemplos de herramientas que pueden ser útiles para aplicar cada uno de los 6 principios y “bajarlos” al día a día:
1.- Compromiso. Las 28 entidades fundadoras se comprometen a alinear sus actividades empresariales con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París sobre Cambio Climático.
El primer paso es formalizar el compromiso, acción necesaria pero no suficiente. Ahora cada entidad deberá conseguir que toda la plantilla lo haga suyo, es decir, lo interiorice adecuadamente y lo exprese en sus relaciones y decisiones cotidianas. Para ello será fundamental utilizar todos los “canales de distribución” de la organización, destacando entre todos ellos la necesaria redefinición de un nuevo estilo de liderazgo que practique con el ejemplo el cambio que se pretende conseguir:
Programa para el desarrollo de nuevas capacidades de liderazgo responsable y ético:
En el nuevo entorno, las competencias exigibles hasta ahora están obsoletas y ya no sirven. Para avanzar en el camino de un liderazgo comprometido con el desarrollo sostenible resulta imprescindible desarrollar nuevas capacidades y pasar de la opacidad a la transparencia, del interés propio al interés colectivo, del foco en la propia función a la visión global como organización, del control al empoderamiento y la flexibilidad, del cortoplacismo al equilibrio con el medio y largo plazo, de la autosuficiencia a una nueva concepción de la alteridad expresada a través del diálogo, la participación y la colaboración, etc. Esto requiere con urgencia diseñar y aplicar programas para desarrollar un nuevo estilo de liderazgo relacional, como un recurso imprescindible para la transformación que se deriva de la aplicación de los Principios de Banca Responsable.
Convendría también completarlo con el desarrollo de programas de sensibilización, formación y comunicación dirigidos a toda la plantilla, que incorporen recursos y metodologías innovadoras que muevan la razón y la emoción de manera equilibrada. Todo ello se hace imprescindible para conseguir que los Principios se interioricen de verdad para proyectarse con fuerza a la clientela, el resto de grupos de interés y la ciudadanía en general.
2.- Impacto. Se ampliarán los impactos positivos, reduciendo los negativos. Los bancos concentrarán sus esfuerzos en aquellas áreas donde su impacto sea más significativo.
Para gestionar y calcular el impacto de la aplicación de los Principios de Banca Responsable lo primero que se requiere es tener una fotografía sobre cuál es el nivel de implantación de los mismos aquí y ahora. Saber dónde estamos resulta imprescindible para decidir dónde llegar y cómo. Esto que resulta obvio no siempre es fácil de conseguir. Sin embargo, la experiencia está demostrando que existen herramientas muy sencillas y extremadamente útiles para este fin.
Análisis del nivel de coherencia percibida:
Un sencillo análisis del nivel de coherencia percibida entre los 6 Principios de Banca Responsable y su respectiva aplicación en el día a día permite, con facilidad, identificar los principales retos a los que cada entidad se enfrenta y establecer las acciones para progresar. La herramienta permite segmentar por colectivos, cruzar la coherencia con la importancia y, simultáneamente, aplicarla también con los clientes para poder gestionar el gap interno-externo. Todo ello aporta una información muy valiosa para estructurar un plan de acción y acelerar la aplicación de los 6 Principios en el día a día.
En fases más avanzadas, sería conveniente el diseño de una metodología propia de cálculo del impacto específico, que pudiera medir de manera más amplia el impacto generado por la aplicación de los 6 Principios en los diferentes grupos de interés. ¿Qué tipo de cambio estamos consiguiendo con nuestra gestión ética? ¿Cuáles son los grupos de interés a los que estamos aportando valor? ¿Qué impacto estamos generando en estos grupos? ¿Qué procesos de creación de valor conjunto generan más impacto? ¿Estamos logrando cambios en las formas de trabajar de los equipos y en la manera de tomar decisiones? ¿Con qué efectos? ¿En qué dimensiones se están produciendo cambios? ¿En las personas? ¿En los procesos? ¿En los resultados? ¿En la relación con el entorno? ¿En los procedimientos?; son algunas de las preguntas que deberán hacerse las organizaciones que quieran conocer y gestionar el impacto que generan.
3.- Clientes. Las entidades trabajarán de manera responsable con los clientes para fomentar prácticas sostenibles y actividades económicas que generen prosperidad compartida, tanto para las generaciones actuales como las venideras.
Las personas que están en contacto con los clientes del sector financiero requieren de una atención y un cuidado especial por parte de la propia entidad. Seguramente son las personas que emocionalmente más están sufriendo, desde su parte más humana y con una intensidad especial derivada de la crisis, las consecuencias de la reacciones que la pérdida de confianza está generando en la ciudadanía.
Creación de espacios de reflexión ética:
Por ello, des de la perspectiva de la ética del cuidado se requiere realizar un esfuerzo especial con el equipo comercial y de atención al cliente para, en primer lugar, transmitir el firme compromiso corporativo con los Principios de Banca Responsable y, en segundo lugar, favorecer la interiorización de los mismos y su aplicación en las relaciones que el área comercial establece con los clientes de forma cotidiana. Para ello, puede resultar aconsejable la creación de “espacios de reflexión ética” o “espacios de reflexión para la responsabilidad” donde las personas del área comercial puedan ir compartiendo y resolviendo los problemas éticos que se les plantean utilizando métodos de deliberación en sus respectivos equipos para ir aprendiendo a integrar la ética y la responsabilidad en la toma de decisiones.
4.- Grupos de interés. Las entidades se comprometen a involucrar y colaborar proactivamente con los grupos de interés relevantes para alcanzar estos objetivos.
La involucración de los grupos de interés se entiende como una cuestión esencial que afecta de manera transversal a los 6 Principios de Banca Responsable. Hace años que algunas entidades financieras están aplicando un mix relacional, combinando el uso de diferentes canales en función del nivel de relación establecido y/o deseado con cada una de las partes interesadas.
Aplicación de métodos de diálogo cara a cara con los grupos de interés:
El enfoque a los Principios de Banca Responsable requiere reequilibrar el mix relacional desarrollado hasta ahora y pasar del foco puesto en herramientas online como son las encuestas, a poner el énfasis en el uso de iniciativas de diálogo presenciales, auténticamente transformadoras, debido a que favorecen de una manera mucho más efectiva el vínculo, la involucración y el propio compromiso mutuo entre la entidad y sus grupos de interés. El S&T – Stakeholder Engagement & Trust – es un ejemplo de un método suficientemente testado para desarrollar sesiones de diálogo presencial de manera estructurada, sistemática y ordenada. El método se puede utilizar con todos los stakehoder y permite, entre otras cosas, realizar un seguimiento periódico de cuáles son sus necesidades y expectativas, conocer y compartir cómo están valorando las respuestas de la entidad financiera, recoger sus ideas para mejorar y obtener indicadores para medir y hacer un seguimiento de la evolución del nivel de confianza.
5.- Gobernanza y fijación de objetivos. Fijarán objetivos públicos para corregir los impactos negativos más importantes de su actividad, así como amplificar los positivos para adecuarlos y contribuir a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible y cambio climático.
Los Principios de Banca Responsable pueden representar el impulso que necesitaba el sector para que desde los propios órganos de gobierno de cada entidad se practique con el ejemplo y se establezcan unas bases sólidas para impulsar el cambio.
Gestión de la cultura y diseño de la infraestructura ética:
Esto pasa por diseñar una infraestructura que asegure que las palabras no se quedan en pura retórica sino que, por el contrario, se concreten en objetivos, políticas, sistemas, comportamientos y decisiones que emanan de los propios órganos de gobierno como un reflejo auténtico de la voluntad de contribuir a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible y cambio climático. Para ello, además de las herramientas mencionadas anteriormente se necesita contar con otras como un código ético o de conducta, comités de ética, espacios de reflexión ética, programas de compliance, “referentes» de negocio responsable, métodos de deliberación para introducir la ética en la toma de decisiones o iniciativas innovadoras como los “Responsibility Lab”, para prever el impacto ético de los retos de futuro, entre los que cabe destacar los relativos al uso de algoritmos y la inteligencia artificial en el sector. De esta manera las entidades financieras estarán conectando con sus raíces más auténticas y humanas para, desde esta esencia, construir organizaciones más éticas y [radicalmente] responsables.
6.- Transparencia y responsabilidad. Revisarán periódicamente la implantación individual y colectiva de estos Principios e informarán de una manera totalmente transparente sobre los impactos positivos y negativos de su actividad asumiendo total responsabilidad sobre los mismos.
Al final estamos hablando de confianza. Y la transparencia, la integridad, la responsabilidad y la rendición de cuentas son esenciales para que las entidades financieras puedan ganarse la confianza de las sociedades en las que operan.
Método de deliberación para asegurar la ética y la responsabilidad en la toma de decisiones:
Ésta quizás sea una de las herramientas más potentes y efectivas a corto plazo para impulsar la transformación a la que conduce la aplicación de los 6 Principios. Son muchas la decisiones que se toman en una organización cada día y también son muchas las personas que lo hacen. El cómo las tomamos es uno de los mejores reflejos de cuáles son nuestras maneras de hacer las cosas, que no es otra cosa que nuestra identidad como organización, nuestro carácter, y nuestra cultura, es decir, los principios, los valores, las normas, las costumbres que orientan nuestra acción o, lo que es lo mismo, nuestra toma de decisiones-. El método de deliberación beethik es un ejemplo de herramienta para introducir la ética en la toma de decisiones. Se aplica desde la perspectiva de la ética dialógica pero integrando al mismo tiempo también lo mejor de las principales tradiciones éticas, lo que permite llegar a la decisión más responsable ante un conflicto ético. No sería exagerado afirmar que existe un antes y un después en cómo tomar decisiones, tras conocer y experimentar a través de un sencillo workshop las ventajas de practicar el método de deliberación ante situaciones de conflicto y casos propios a las que todas las organizaciones se enfrentan. Una ventaja adicional del método es su aportación a la trazabilidad de la toma de decisiones –quien, cuando y como-, y su contribución a la elaboración de un catálogo de casos para anticipar y hacer más eficientes las decisiones futuras ante situaciones que por típicas se repiten de manera cíclica en todas las empresas.
Ahora tocaría abordar el proceso y las etapas a seguir para poner en marcha programas para implantar los 6 Principios de Banca Responsable. Esto sería objeto de otro artículo, pero para “abrir boca” puede resultar ilustrativo seguir los mismos pasos de cuando nos proponemos mejorar nuestra salud: primero vamos al médico, nos hacemos una analítica, conseguimos un diagnóstico después de diferentes consultas a especialistas, elaboramos un plan de acción y nos ponemos manos a la obra, para cerrar el círculo al cabo de un tiempo monitorizando y valorando el resultado. A partir de aquí, lo comunicamos y recogemos feedback de todos nuestros seres queridos y especialistas e identificamos nuevas mejoras para iniciar de nuevo el ciclo de mejora de nuestra salud.
Nuestros mejores deseos de salud para un sector, el financiero, que necesariamente tiene que ser un actor muy relevante en la construcción de esa sociedad más auténtica, humana y sostenible que necesitamos para el siglo XXI.
José Antonio Lavado
Nekane Navarro
Albert Huerta
@beethik
Link al artículo publicado en Ágora