Conexiones beethik: entrevista a David Cos

David CosPresidente ejecutivo de Escuela Sant Gervasi, SCCL, presidente de Grupo CLADE, presidente de Creixen Educació y vicepresidente de Respon.cat.

1. ¿Qué te sugiere el concepto de ética de la responsabilidad radical?

«Radical» nos remite a los orígenes, al mismo tiempo que a la profundidad. ¿Se puede aplicar la ética de la responsabilidad si no se hace desde lo más profundo y, por tanto, desde la verdad interior que hay en cada persona? Me gusta la expresión porque pone el foco en el origen interior, cuando a menudo, con «responsabilidad social», el foco se dirige hacia fuera, en una especie de ética aplicada según unas convenciones sociales que faciliten la convivencia.


2. Después de más de 10 años como presidente de la cooperativa Escola Sant Gervasi, ¿cómo crees que debe ser una escuela para construir un contexto educativo de crecimiento personal y colectivo para asegurar una calidad democrática y una sociedad en la que poder vivir y convivir?

Creo que tenemos que huir del concepto de la escuela como un espacio exclusivamente de aprendizaje curricular comprendido en un horario cerrado. Nuestro objetivo no puede ser solo preparar personas para un futuro mundo laboral. La escuela debe ser mucho más. Debemos ayudar a las personas, los niños y las niñas, en el despertar progresivo de lo que ya llevan dentro, a descubrir quiénes son y cómo pueden llegar a ser. Nosotros entendemos la escuela como un centro social, cultural y deportivo. Esto significa que debemos generar contextos enriquecedores y estimulantes. De esta manera, lo que es también una escuela queda integrado dentro de una institución mucho más amplia en la que las personas, individualmente y juntas, puedan encontrar lo que les ayuda a crecer.

Todo esto no sería posible sin profesionales que sitúen permanentemente lo humano por delante del resto de aspectos. Profesionales que acompañan y que estimulan, que siempre están, personas que aman lo que hacen y le encuentran un gran sentido.

Nosotros elegimos la forma cooperativa para construir este proyecto que está en constante revisión, y aplicamos los principios cooperativos no solo en la gobernanza, sino también con los alumnos y las familias. La escuela es de todos, y todos debemos participar en la revisión del modelo. Nuestros valores son los valores de la escuela. Nuestras acciones son las acciones de la escuela. Diálogo, participación, democracia, escucha activa y conocimiento crítico son el camino para construir sociedades más democráticas y participativas.


3. En una sociedad con tendencias claramente individualistas ¿cómo podemos trabajar desde la educación para promover unas relaciones humanas basadas en el respeto al otro como fin en sí mismo, desde la alteridad y la diversidad como fundamento?

Creo que el aspecto de fondo que debemos tener presente y sobre el que trabajar no es el respeto al otro, sino el respeto a nosotros mismos y a lo humano que tenemos en nuestro interior. Solo desde este respeto sincero, constante y profundo descubriremos en el otro lo que somos tanto él como yo. ¿No hay en la falta de consideración hacia el otro una falta de respeto hacia el humano que vive en mí? Una educación en valores real, el trabajo de las capacidades emocionales con cada alumno, las actividades solidarias y de cooperación, la mediación ante los conflictos y muchas otras prácticas como éstas son fundamentales. Pero insisto, la alteridad se despliega desde un equilibrio personal y desde el autoconocimiento del yo y de sus razones y emociones. Si el respeto al otro es solo una pauta para una convivencia tranquila o un modo de sentir lástima, no construiremos mucho. En cambio, si encuentro al otro en mí mismo de manera sincera, obviaré las diferencias, estableceremos complicidades y exploraremos las posibilidades del mundo desde la igualdad y el respeto.


4. En una entrevista reciente, afirmas que ha llegado la hora de rediseñar las democracias y de repensar el tejido productivo desde el paradigma del conocimiento al servicio de las personas. ¿Cómo podemos avanzar en este sentido y poner a las personas en el centro de todas las decisiones?

Tenemos conocimiento para ser más felices y muchas veces no lo somos. Tenemos conocimiento y tecnología para gobernarnos más democráticamente y no lo hacemos. Para poner las personas en el centro es necesario aplicar modelos de gobernanza auténticamente democráticos y participativos. Pero la democracia por sí sola no garantiza la toma de las mejores decisiones. Por lo tanto, hay que dotar a las personas de herramientas para afrontar la alta responsabilidad de la democracia y la participación. En los estados, así como a las empresas, los populismos no se deben a la existencia de unos gobernantes que lo sean. Cómo soy como ciudadano, consumidor, trabajador, persona, al fin y al cabo, tiene mucho que ver.

Al margen de todo esto, para poner a las personas en el centro hay tres preguntas clásicas a las que deberíamos recurrir cotidianamente antes de la toma de cualquier decisión: ¿Cómo me sentiría si estuviera en el lugar de la persona que sufre / disfruta la toma de esta decisión? ¿Esta decisión favorece el bien común o el bien individual? ¿Esta decisión resuelve adecuadamente el problema a corto o a largo plazo?


5. En Cataluña hace unos años que las empresas y organizaciones de todo tipo se aglutinan en organismos para promover una gestión más responsable y tú tienes varias experiencias en este campo (Grupo Clade, Respon.cat…). ¿Qué aportan a las empresas espacios de trabajo y compromiso compartido como estos?

A través del compromiso compartido aprendo que mis problemas no me son exclusivos. Compartiendo y ampliando conocimiento reforzamos sensibilidades y encontramos mejores estrategias que aplicar para el bien común. Si reconocemos de una vez que una visión puramente mecanicista de la acción empresarial limita claramente la obtención de valor a medio y largo plazo, nos veremos abocados a la exploración de otros modelos. Creo que una de las mejores maneras de hacerlo es salir de nuestros despachos y encontrarnos con aquellos que han ido tomando consciencia.

En organizaciones como Clade o Respon.cat he aprendido que hay gente admirable por su alta capacidad de trabajar por un futuro más justo y sostenible. Conocer y colaborar con personas y equipos que no quieren caer en la típica trampa de confundir valor con otras cosas que no lo son, estimula la pasión por lo que hacemos.


6. Por último, en tres palabras, ¿qué significa para ti incorporar la ética en la toma de decisiones?

Hacer el bien.