Directora de responsabilidad social en Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB)
Atleta de competición durante 10 años, campeona del mundo en 1998 y medalla de bronce en los Juegos de Atlanta ’96
1. ¿Qué te sugiere el concepto de la ética de la responsabilidad radical?
En una primera aproximación, los términos «ética» y «responsabilidad» tienen individualmente una fuerza conceptual singular, que se multiplica exponencialmente si se presentan conjuntamente con el atributo de «radical». Por tanto, estamos ante un concepto evolucionado que, extrapolado al ámbito organizacional, pretende innovar e ir más allá en la manera de gestionar.
En el actual modelo de desarrollo sostenible, la responsabilidad no puede ser un valor añadido, sino que debe ser un comportamiento que impregne la totalidad de decisiones y actuaciones de la organización, además de ser un valor intrínseco en el comportamiento de quienes la conforman; esto es en mi opinión la virtualidad de la radicalización de la responsabilidad. Y, por otro lado, incorporar la ética a las decisiones y actuaciones corporativas y los valores de las personas supone trabajar con la confianza, el compromiso, la escucha activa y la transparencia como principios rectores.
Tenemos que vivir y convivir conscientes de que formamos parte de un todo que es de todos y que de nosotros depende su sostenibilidad.
2. Participaste en las olimpiadas de Barcelona-92, en las de Atlanta-96 y en las de Sidney-2000 y lograste una medalla de bronce en la prueba de velocidad de 100 metros en los Juegos de Atlanta. ¿Cómo ha influido esta experiencia en tus valores tanto a nivel personal como profesional?
Efectivamente, practiqué atletismo de competición durante 10 años y conseguí participar en diferentes citas deportivas internacionales y los tres Juegos Paralímpicos mencionados, logrando resultados bastante satisfactorios si se analizan con la perspectiva del tiempo. Durante aquellos años, el atletismo era mi pasión y lo combinaba con mis estudios de derecho en la Universidad de Barcelona. 1998 fue un año redondo para mí, porque fui campeona del mundo en los 100 metros y subcampeona en los 200 metros y, al mismo tiempo, conseguía la licenciatura en mis estudios.
Esta trayectoria vital obviamente ha condicionado mi persona y me ha aportado, no solo experiencias tan interesantes como intensas sino, además, toda una serie de valores que ineludiblemente también han sido clave en mi desarrollo profesional. El espíritu de superación, el esfuerzo, la capacidad de trabajo, la tenacidad, la autoestima, la facilidad para gestionar el fracaso, son beneficios inequívocos que la práctica deportiva me ha proporcionado en general, además de contribuir a mi normalización como persona ciega. Y sí, seguramente todo esto me ha ayudado a construir mi perfil profesional y a salvar los diferentes obstáculos que me he ido encontrando en el mundo laboral como mujer con discapacidad.
3. Algunas organizaciones están avanzando y mejorando la atención a la diversidad y aprovechando las aportaciones de personas con capacidades diversas. ¿Qué aporta la gestión de la diversidad en la cultura de las organizaciones y concretamente en TMB?
En términos de responsabilidad social, la gestión de la diversidad en las organizaciones denota su compromiso con una sociedad más inclusiva, ecuánime e igualitaria. Incorporar diversidad en los equipos de trabajo refuerza el reto de las compañías de identificarse con la sociedad y genera un retorno absolutamente positivo, ya que contribuye a una mayor y mejor conexión con el público potencial incrementando, en consecuencia, su competitividad. Por otra parte, es seguramente un factor de mejora del clima laboral, desde el momento que enriquece el capital humano y fomenta el orgullo de pertenencia de los trabajadores que en definitiva perciben que su empresa fija la atención en el talento y no en otras circunstancias de la persona (género, edad, origen, discapacidad…).
4. No es habitual encontrar personas con discapacidad en puestos de responsabilidad. Aunque existen muchos techos de cristal que impiden que la diversidad esté normalizada. En tu caso, ¿cómo llegas a la dirección de responsabilidad social en una empresa como TMB?
Aunque en general se ha avanzado mucho en cuanto a la inclusión laboral de personas con discapacidad, hay todavía muchas cuestiones pendientes, sobre todo si hablamos de la incorporación al mercado ordinario de trabajo. Por parte de las empresas creo que existen todavía demasiadas resistencias fruto en gran parte del desconocimiento y de prejuicios infundados, ya que no acaban de entender que más allá de etiquetas, contratar personas con discapacidad es rentable, justo y responsable. Ahora bien, también las personas con discapacidad tenemos que hacer un ejercicio de autoconfianza y convencimiento propio, prepararnos y formarnos debidamente para poder ser competitivos y hacernos valer por nuestras competencias y aptitudes.
En mi caso, y diría que en la mayoría de casos, siempre explico que en la relación con mis compañeros de TMB, he identificado tres tipos de percepciones con sus correspondientes consecuencias: la compasión (en el momento inicial), la admiración (en descubrir las diferentes capacidades y nuevas maneras de hacer) y finalmente la normalización (cuando la interacción es habitual y sin prejuicios).
El interés por mejorar profesionalmente y asumir mayores responsabilidades en TMB siempre me han acompañado y, por tanto, he actuado en este sentido, con una respuesta bastante proclive y facilitadora por parte de la propia empresa.
5. En coherencia con el propósito y los valores de servicio público, ¿cuáles son los grandes retos que tiene TMB desde la perspectiva de su contribución al desarrollo sostenible y los objetivos de la Agenda 2030?
Desde hace años, TMB es referente de responsabilidad social y sostenibilidad en el Área Metropolitana de Barcelona y en Europa, siendo éste uno de los ejes que ha vertebrado históricamente su identidad, su estrategia y su voluntad de servicio público.
No obstante, al igual que todas las organizaciones en la actualidad, ya sean públicas o privadas, pero especialmente una empresa como TMB debe estar permanentemente alerta a los continuos cambios y a las tendencias sociales, ambientales, culturales y políticas.
También debe adoptar un rol proactivo para aumentar la coordinación y transversalidad de sus actuaciones desde la perspectiva de la Responsabilidad Social y la Sostenibilidad como herramienta que refuerza su legitimidad para actuar. Debe incorporar criterios de innovación responsable en todas sus dimensiones e integrar la responsabilidad social y la sostenibilidad como atributos de marca y reputación para elevar la confianza de los grupos de interés.
De este modo, comunicando y haciendo visible su contribución a la construcción de un modelo de territorio y de sociedad más sostenible, está poniendo en valor el impacto enormemente positivo que TMB genera como operador general de movilidad sostenible dentro del área Metropolitana de Barcelona.
En estos momentos, estamos apenas iniciando un estudio riguroso para identificar y poner en valor cuál es la contribución de TMB para la consecución de la agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a partir de este diagnóstico, podremos identificar qué ámbitos de actuación tenemos que mejorar y cómo. A grandes rasgos, nos planteamos los siguientes retos:
- Potenciar el papel de TMB como operador general de movilidad («mobility seamless») dentro del Área Metropolitana de Barcelona, y como referente en Europa, a través de las avanzadas políticas de impacto social, de la innovación en los modelos de transporte y de la aplicación de nuevas tecnologías más eficientes y menos contaminantes.
- Conseguir la máxima involucración y compromiso de las personas de la organización para consolidar la sostenibilidad y la responsabilidad social como parte esencial del ADN de TMB.
- Minimizar los riesgos de reputación, fortaleciendo la confianza en la relación con la ciudadanía, con los usuarios y con el conjunto de los grupos de interés, como ventaja competitiva difícil de imitar.
- Reforzar la imagen de marca TMB, actualizando las políticas y programas de Responsabilidad Social y Sostenibilidad de acuerdo con el contexto de cambio -social, económico y político-, impulsando la coordinación transversal tanto a nivel corporativo como en las áreas operativas-, y articulando la movilidad como motor social, educativo, cultural y económico de la actividad metropolitana.
6. TMB es el principal operador de transporte público del área metropolitana de Barcelona. En este sentido ¿cuál crees que es el papel de la movilidad hacia el desarrollo sostenible de la sociedad?
A lo largo de la historia, las ciudades se han ido transformando según ha cambiado la concepción de sí mismas. Así, por ejemplo, con la revolución industrial las ciudades experimentaron un rápido crecimiento con una orientación muy definida hacia la actividad económica y productiva. Pero desde hace unas décadas, más allá de concebir las ciudades como espacios físicos de desarrollo económico, la sociedad está reivindicando cada vez con más fuerza que las ciudades se conciban, estructuren y se gestionen como verdaderos espacios de convivencia humana donde todo el mundo , sin exclusión, pueda encontrar respuesta a sus necesidades de acceso a la educación, el trabajo, la sanidad, la cultura y el ocio, y donde la satisfacción de estas necesidades se puedan garantizar igualmente para las generaciones futuras.
En este sentido, las políticas de movilidad sostenible son la respuesta adecuada de las ciudades para garantizar que sus ciudadanos puedan moverse de una forma eficiente, limpia, socialmente inclusiva, saludable, económica y con el menor consumo energético.
Por lo tanto, la movilidad sostenible sustituye un modelo de transporte ya obsoleto, excesivamente orientado a la vertiente económica y al individualismo. La movilidad sostenible es la alternativa a un modelo demasiado dependiente del automóvil particular, que se ha convertido en sinónimo de incremento de costes, de perjuicio para el medio ambiente, de barreras en la accesibilidad universal a las necesidades básicas, de tiempo perdido en cualquier desplazamiento y de efectos negativos sobre la salud.
7. Por último, en tres palabras, ¿qué significa para ti incorporar la ética en la toma de decisiones?
Confianza, diálogo y transparencia.