Infraestructuras éticas para integrar el compliance en la gestión

Artículo publicado en AGORA, Inteligencia colectiva para la sostenibilidad. 21 de mayo de 2018 

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El compliance se puede abordar de manera reactiva, desde la perspectiva de prevención de riesgos y con la única finalidad de garantizar un estricto cumplimiento normativo. Pero las organizaciones [radicalmente] responsables construyen infraestructuras éticas que permiten integrar el compliance en su modelo de gestión.

Interpretan y aplican la norma de forma que permita fortalecer el carácter y la cultura de la organización y trabajan para incorporar la ética en el día a día, en todas las personas de la organización, aportando los recursos necesarios para tomar siempre las mejores decisiones, desde el punto de vista normativo, pero también desde una perspectiva ética.

En los últimos tiempos las empresas y organizaciones están avanzando en la construcción de marcos que aseguren una correcta prevención y gestión del riesgo penal empresarial. Desde esta perspectiva, las empresas han empezado a establecer acciones que abordan una multitud de aspectos, como puede ser la protección de datos de carácter personal, la prevención de blanqueo de capitales, el derecho de la competencia, temas laborales…

El compliance o cumplimiento normativo consiste en establecer las políticas y procedimientos adecuados y suficientes para garantizar que la organización cumple el marco normativo aplicable, que incluye, además de las normas legales, las políticas internas, los compromisos con personas destinatarias, clientes, proveedores o terceros, así como los códigos de conducta que nos comprometemos a respetar.

Pero… ¿es suficiente?

Desde un punto de vista estrictamente normativo y de control, la respuesta es sí. Si una empresa toma todas las medidas posibles para controlar que en su organización se respetan todas las normas existentes, es evidente que estaremos trabajando para avanzar hacia sistemas de gestión responsables y respetuosos con la legalidad vigente.

Pero… ¿es suficiente con respetar la legalidad?

Pues aquí podemos empezar a dudar… En el caso del compliance, los objetivos vienen fijados desde fuera de la organización: las leyes y la normativa; el enfoque es la prevención de riesgos penales para evitar posibles consecuencias. Podemos decir que el enfoque principal es prevenir y evitar las posibles consecuencias.

Si queremos poner a la persona en el centro de cualquier organización, deberíamos empezar a trabajar en positivo, no solamente para evitar las consecuencias legales, sino, además, para construir aquellas organizaciones éticas, humanas y sostenibles en las que queremos trabajar y convivir.

Complementando el enfoque del compliance, la ética el aporta un enfoque positivo, pretende que todas las personas que forman parte de una organización actuemos siempre de manera responsable, buscando lo mejor para todos los grupos de interés de la misma, por el bien común.

En el ámbito de la ética los objetivos los fijamos nosotros, internamente y de la manera más participativa posible. Es, en definitiva, una práctica reflexiva conjunta que parte de nuestra libertad, un proceso mediante el cual las personas cuidamos de nosotras mismas y de los otros, protegiendo los derechos, armonizando relaciones, ayudándonos mutuamente a vivir mejor y a superar dificultades o estados de vulnerabilidad. La ética surge en los espacios de relación y se está revelando en la actualidad como un factor de calidad y de excelencia personal, profesional, organizacional y cívica. La ética es el ejercicio consciente de todas nuestras responsabilidades como organización.

En la actualidad nos resulta imprescindible aplicar la ética para ponernos de acuerdo con “el otro” sobre unos mínimos comunes que nos ayudan a concretar en la práctica principios, valores, emociones, actitudes y procedimientos de diálogo que nos permitan compartir nuestra empresa como un espacio común y construir sociedades donde poder vivir y convivir .

Y… ¿cómo se aplica en una empresa?

Es necesario que la ética pase de las grandes declaraciones a la práctica diaria. De los compromisos y los códigos éticos a la gestión del día a día, de los comités de ética a todos los equipos de la organización.

Esto se consigue mediante la construcción de una infraestructura ética que nos permita desarrollar y asegurar la ética en todos los niveles y ámbitos de las organizaciones.

Esta infraestructura está conformada por todos aquellos factores, herramientas y recursos que nos posibilitan la adecuada gestión de las conductas organizacionales. En este sentido hablamos de fomentar la cultura de la ética y de la responsabilidad en las maneras de hacer de la organización para asegurar la coherencia interna y externa, entre lo que se dice y lo que se hace, nivel de coherencia que podemos diagnosticar con facilidad para mejorarla de forma continuada en el tiempo.

Es imprescindible garantizar que la ética forma parte de la toma de decisiones, en todos los niveles de la organización. Para ello es necesario fomentar la sensibilización y la capacitación ética de las personas que forman el equipo humano de la empresa, desarrollando sus competencias éticas y proporcionándoles métodos de deliberación para construir las mejores decisiones cuando nos encontramos ante situaciones difíciles de resolver.

Las organizaciones debemos dotarnos de herramientas y espacios de deliberación para anticipar, evaluar y favorecer la resolución de casos y situaciones que generan o pueden generar conflictos éticos. Y lo más importante, medir el impacto ético para hacer un seguimiento de su aplicación y del valor generado para las personas, en el funcionamiento de los equipos, en las relaciones con nuestros interlocutores y en la cultura general de la organización.

En estos tiempos en los que hablamos de empresas responsables, de negocios responsables… debemos empezar a reconocer a las empresas [radicalmente] responsables, aquellas que buscan la excelencia ética y los valores de la reciprocidad, la responsabilidad, la interdependencia, el reconocimiento mutuo y la transparencia en la relación con todos los grupos de interés.

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