Catedrática emérita de Filosofía moral y política de la «Universidad Autónoma de Barcelona». Presidenta de la «Fundació Víctor Grifols i Lucas» y miembro del «Comité de Bioética de Cataluña».
1. ¿Qué te sugiere el concepto de ética de la responsabilidad radical?
Creo que el adjetivo «radical» aquí significa que la responsabilidad hay que tomarla en serio. Lo cual quiere decir que hablar solo de responsabilidad, como se ha hecho hasta ahora, no ha acabado de funcionar. Cuando se hace referencia a las raíces, que es lo que sugiere el concepto «radical» estamos diciendo que la responsabilidad debe impregnar todas las actuaciones de la empresa, tanto desde el punto de vista de la forma de actuar de las personas, como desde el de rendir cuentas de lo que se hace, que es lo que implica la responsabilidad.
2. En alguna ocasión has dicho que el gran dilema / problema de la empresa es conjugar eficiencia y justicia. ¿Qué le recomendarías a un directivo de una empresa para resolver este problema?
Los valores éticos siempre deben ser prioritarios los económicos, pero éstos no se pueden despreciar. Tener presente la justicia o la equidad solo significa dejar de pensar exclusivamente en la eficiencia. Primero son las personas. Discriminar de alguna manera es injusto. Si la discriminación es el precio de la eficiencia, hay que buscarla por otra vía que no perjudique a nadie.
3. Un día estás con un directivo de una empresa y te dice: me he leído tu libro «El gobierno de las emociones» y me ha encantado la frase «no basta conocer el bien, hay desearlo; no basta conocer el mal, hay que despreciarlo», pero, me surge una pregunta: ¿cómo hago para estimular el desarrollo de estas emociones en mi empresa?
Diría que la mejor vía es el ejemplo y el clima que se vive en la empresa. La ejemplaridad de los que tienen más poder es fundamental para contagiar los sentimientos. Si las acciones reprobables no son de hecho reprobadas por la mayoría de los trabajadores y, en especial, por los que están más arriba en la jerarquía, el clima de la empresa no será favorable a desarrollar las emociones adecuadas.
4. ¿Podríamos decir que hay concepciones del ser humano más éticas que otras? Por ejemplo, es más ético entender al ser humano como dependente y vulnerable que entenderlo desde una perspectiva autónoma y racional? ¿Qué consecuencias tiene una concepción y otra en las empresas y organizaciones?
Entender el ser humano como autónomo es una concepción idealizada y falsa. Nunca somos del todo autónomos y dependemos más de los otros a lo largo de la vida de lo que pensamos. Es por ello que algunos filósofos reivindican una concepción más humilde de la persona.
5. Si te proponen escribir un libro con el título «Ética, estética y empresa», ¿cuál sería la tesis que defenderías en el libro?
Lo que dijo mi maestro, José M. Valverde, cuando se vio obligado a renunciar a la cátedra: «no hay estética sin ética».
6. Si tuvieras que ilustrar con tres palabras qué significa para ti incorporar la ética en la toma de decisiones, ¿cuáles serían?
Responsabilidad, transparencia, coherencia.